No quiero estar entre quienes dan por sentado que no tenemos alternativa a un candidato que no exprese el temple genuino del kirchnerismo. Y no lo hago por maximalismo ni por intenciones de situarme a la izquierda del oficialismo, sino por puro análisis político.
Como militantes, solemos escuchar un razonamiento que en algunos casos viene de esferas públicas, que dice algo parecido a lo siguiente: “no tenemos fuerza para instalar e imponer otro candidato, así que seguramente será Scioli, una especie de mal menor, al que vamos a condicionar.
Ahora bien, si desde la conducción del Estado, con todas las herramientas que eso supone: ministerios, presupuesto, herramientas, iniciativa, capacidad para fijar agenda, no tenemos fuerza para instalar la idea de otro candidato que efectivamente garantice la continuidad, ¿cómo haríamos una vez dejada la conducción del Estado, cuando ya no se cuente con esos dispositivos? Esta es la primera cuestión.
La segunda cuestión. Daniel (Scioli) no soportó el corto lapso que duró la presión de la Mesa de Enlace cuando se propuso el revalúo de la propiedad rural, luego de cincuenta años que no fuera modificado. Los “institucionalistas” de la Sociedad Rural literalmente rompieron los accesos a la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires, y el proyecto original se retrotrajo en un 80%. Menos de dos años después, soporta durante 17 días un paro de docentes que reclaman una suba de los modestos salarios vigentes cuyo monto mínimo es de alrededor de 3.500 pesos. Y tan luego, al cabo de una huelga tan extensa, que hubiera desgastado a cualquier gobierno, el gobernador sube en las encuestas que muestran los grandes medios de comunicación. ¿Qué dirigente que no esté blindado por el poder en términos de protección política puede sobrellevar sin costos esa situación? Un gobernador cuya boleta perdió las elecciones en la Provincia por un margen de 12 puntos, y sin embargo no pagó los costos de la derrota sino que los pagó la Presidenta de la Nación.
Y ahora voy a un último punto. Menciono tres dispositivos de poder real: el poder económico, Moyano y Tinelli, ¿con quién se alinearían en caso de que Scioli saliera airoso de unas primarias abiertas? Ese no es mi proyecto, no es nuestro proyecto. Y en las elecciones primarias, se ponen en juego matices de un mismo proyecto, pero no proyectos de naturaleza distina. Por lo tanto, a mí me parece que esto debemos decirlo y no resignarnos por adelantado a esa sensación de “no hay más remedio” que vivir ese único escenario, cuando sea la oportunidad de renovar autoridades en 2015.